martes, 9 de noviembre de 2010

Una aplicación de resiliencia en adolescentes con cáncer

Este término era utilizado originalmente en la metalurgia para designar la capacidad de un cuerpo para resistir una tensión sin quebrarse, en las ciencias sociales, en particular en la psicología, se ha entendido como la capacidad que tienen los seres de reaccionar y recuperarse ante situaciones adversas o en extremo traumáticas, saliendo fortalecidos para afrontar creativa y optimistamente la vida.
Casa de la Amistad para Niños con Cáncer ha adoptado el enfoque teórico de la resiliencia, en cierta medida porque el trabajo realizado por esta institución rescata algunos de sus elementos, y también porque puede incorporar y desarrollar otros para fortalecer su misión.
En su proyecto de investigación-intervención RIO, "Resiliencia Infantil Oncológica", participa la Universidad Nacional Autónoma de México, a través de Facultad de Estudios Superiores Iztacala, y plantea promover en los pacientes, sus familias y la institución factores resilientes tales como:
• sentido de vida,
• comunicación,
• creatividad,
• sentido del humor,
• redes psicoafectivas
• y búsqueda de nuevas experiencias, entre otros.
El proyecto RIO propone la realización de una investigación-participativa que logre la integración, compromiso y cohesión necesarias, no solo para el desarrollo de la investigación misma, sino para mejorar el proceso que vive cada niño o adolescente en la enfermedad, con todas las implicaciones sociales que conlleva.
Los especialistas consideran que desde la óptica de la resiliencia se puede ayudar a comprender algunas de las conductas observadas durante el trabajo con adolescentes en tratamiento y, sobre todo, en fase terminal, y lo más importante en este caso, puede ayudar a generar conductas resilientes en aquellos que van perdiendo la vida y en los que se enfrentan a la despedida de un ser querido.
Se destacan algunos elementos, a través del análisis de tres casos, acerca de cómo el adolescente se enfrenta al diagnóstico de cáncer, al tratamiento y a la fase terminal de la enfermedad mostrando conductas resilientes. Tales elementos son tomados de una investigación de carácter descriptivo que utilizó la metodología de estudio de casos, realizada en Casa de la Amistad. La adquisición de una enfermedad grave supone ante todo una situación de estrés y una amenaza contra el bienestar del individuo y su vida normal debido a las molestias somáticas y psicológicas, se crea así una alteración del estado emocional relacionado con los temores e incertidumbres que sugiere el desarrollo de la enfermedad. Como consecuencia, ante los demás el adolescente puede parecer más egocéntrico al ocuparse cada vez más de sí mismo y menos de las personas que lo rodean.
El procedimiento consistió en el análisis de las notas de sesión de cada caso. La observación fue un factor clave, así como también el registro de las conductas, comentarios, y actitudes presentados por los adolescentes y sus familias. El escenario en los tres casos fue combinado, la mayoría de las sesiones se realizaron en el albergue de Casa de la Amistad, aunque al final se asistió al hospital en donde se encontraban internados los adolescentes.
En los tres casos se trabajaron aspectos relacionados con la comunicación, habilidades asertivas, contención emocional, y expresión de emociones tales como enojo, frustración y miedo. Un aspecto importante del trabajo con Carlos fue la despedida, una vez que reconoció el miedo y el enojo que le generaba la cercanía con la muerte empezó a despedirse de cada uno de los miembros de su familia y de las personas con las que tuvieron contacto.

Caso 1.
Paciente varón de 15 años con diagnóstico de Leucemia, durante los dos años y medio que se tuvo contacto con él y la familia, se trabajaron aspectos relacionados con la comunicación, habilidades asertivas, contención emocional, y expresión de emociones tales como enojo, frustración y miedo. Un aspecto importante del trabajo con el paciente fue la despedida, una vez que reconoció el miedo y el enojo que le generaba la cercanía con la muerte empezó a despedirse de cada uno de los miembros de su familia y de las personas con las que tuvo contacto.
Caso 2.
Paciente varón de 19 años de edad con 6 años de tratamiento. Durante las sesiones se trabajó sobre el fortalecimiento de redes de apoyo social, preparación psicológica para la intervención quirúrgica, expresión de emociones, elaboración del duelo tanto en él como en la madre, y las despedidas. Un aspecto significativo en este caso fue la despedida del albergue que el adolescente realizó: unos días antes de morir llevó a cabo un recorrido por cada uno de los espacios en que había estado.
Caso 3.
Adolescente de 14 años de edad. El trabajo estuvo enfocado hacia la decisión que había tomado y lo que esto implicaba; se abordó la expresión de emociones, elaboración del duelo, identificación de recursos personales tanto en el adolescente como en la familia; se fortaleció y aprovechó la relación del grupo de amigos que había establecido en el albergue. En este caso la despedida fue muy significativa, pues se realizó en casa y antes de morir el adolescente resolvió algunos pendientes familiares e incluso dejó dicho cómo quería que fuera el sepelio.
Las conclusiones, las conductas observadas que pueden asociarse a los mecanismos protectores de la resiliencia, en los tres casos fueron las siguientes:
1. Información. En cada uno de los casos el adolescente pedía ser informado y ser partícipe en la toma de decisiones de su tratamiento.
2. Participación activa. Se observaron cambios de actitud tanto en los adolescentes, como en las familias, por ejemplo, al principio manifestaban duda o timidez al hablar con los médicos y al pasar del tiempo los cuestionaban e incluso pedían opiniones a otros. También se observó participación activa en la toma de decisiones acerca de continuar o no con el tratamiento, evaluando los riesgos y beneficios que esto conllevaba.
3. Reconocimiento y expresión de emociones. Los adolescentes fueron capaces de reconocer emociones como el enojo y la tristeza, así como que son parte del mismo proceso que estaban viviendo.
4. Despedidas. En cada uno de los casos se observó que la despedida fue un aspecto de crucial importancia, sobre todo porque a pesar del dolor se mostró aceptación ante las circunstancias que estaban viviendo, y eso ayudó a las familias para la elaboración del duelo.
5. Reconocimiento de las redes sociales. Este fue un factor importante, pues en todos los casos se encontraban lejos de casa durante el tratamiento e incluso en el momento de morir; de modo que fueron capaces de evaluar y reconocer las redes sociales que establecieron.
6. Terapeutas resilientes. El realizar este tipo de trabajo no sólo fortalece a los adolescentes y sus familiares, también el terapeuta se beneficia al desarrollar estrategias de intervención y al ser parte del proceso.

Referencias bibliográficas:
1. Montelongo, ND. (2005): "Adolescente, resiliencia y muerte". Ponencia presentada en el Congreso Resiliencia México 2005, Septiembre. Disponible en: apemocional@casadelaamistad.org.mx.
2. Montelongo, D. y Montoya, J. (2006): Resiliencia Infantil Oncológica: Proyecto RIO. Casa de la Amistad Para Niños con Cáncer, I.A.P. y FES Iztacala/UNAM, México.
3. Montoya, AJ. (2005): "Resiliencia infantil: ¿De dónde nace la resiliencia?". Ponencia presentada en el Congreso Resiliencia México 2005, Septiembre. Disponible en: psic_jorgemontoya@yahoo.com.mx.


Misalet Aguilar Pérez

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